Declaración de EMANCIPACIÓN

El 24/2/2022 Rusia invadió Ucrania. El acontecimiento se veía venir: varios días antes Estados Unidos mudó de Kiev a Lviv su embajada y algunos países habían aconsejado a sus ciudadanxs abandonar Ucrania.

Hasta ese día, durante el invierno europeo, diversos países “occidentales” habían declarado su “apoyo” a Ucrania en caso de conflicto bélico; algunos no sólo se quedaron en palabras: Estados Unidos, por ejemplo, envió armamento, vehículos “todo terreno”, etc. Al mismo tiempo, Rusia hacía ejercicios militares en Bielorrusia y reprimía a la población civil de Kazajistán.

¿Qué decía Rusia? “Nuestra seguridad está en riesgo, exigimos a la OTAN garantías, no toleraremos que Ucrania —Estado socio aunque no miembro de la OTAN— sea el playón misilístico de Occidente”.

¿Qué decía Ucrania? “En 2014 Rusia se apropió de Crimea y apoyó militarmente a las facciones que conformaron las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, desde entonces no dejan de acosarnos y quieren someternos por la fuerza”.

¿Qué decía Occidente? “En 2014 la OTAN lamentó la anexión de Crimea y condenó fuertemente al gobierno de Putin por sus acciones. Desde entonces seguimos alerta, por eso colocamos tropas en algunos países miembros de la alianza transatlántica ubicados en Europa oriental”.

Lo que todos los Estados ocultan a la población es la razón que sobredetermina la invasión rusa de Ucrania: la crisis de sobreproducción que conduce a la guerra interestatal capitalista. Desde 2008, el modo de producción capitalista está en una permanente crisis de sobreproducción relativa de capitales, el epicentro burgués se desplazó hacia Asia y las garantías de reparto del mundo fijadas en Yalta y Postdam se hicieron añicos. Durante la pandemia de coronavirus la guerra comercial se intensificó, desarrollo de las fuerzas productivas mediante. La guerra es multifocal: China, Estados Unidos, Unión Europea, Rusia, India… todos contra todos. Escasean los chips, y la guerra comercial no cesa: Estados Unidos no quiere someterse a China, que no deja de expandirse, al mismo tiempo que la Unión Europea impuso multimillonarias multas a la estadounidense Google por “prácticas restrictivas de la competencia”. En una multitud de negocios, Alemania es el principal socio europeo de China, país asiático que también invierte fuerte en Italia y en otros países de Europa, además de en Argentina y diversos lugares de África. Alemania también depende de Rusia, quien proveerá gas a Europa: el gasoducto Nord Stream 2 que va directo de Rusia a Alemania vía mar Báltico está administrativamente suspendido por el gobierno alemán, pero apenas las tensiones entre Ucrania y Rusia se deshagan los negocios se reanudarán, de ahí la tibieza alemana a la hora de sancionar a la Federación de Rusia en este preciso momento…

La invasión rusa de Ucrania se explica por la crisis de sobreproducción capitalista. ¿Cómo se supera la crisis de sobreproducción? Como explicó Marx, por medio de la destrucción de capital, de fuerzas productivas. Es lo que está haciendo Rusia: destruyó el gasoducto de Jarkiv, depósitos de petróleo y diversas infraestructuras de vital importancia económica.

Mientras tanto, lxs políticxs intentan vendernos el conflicto ucraniano-ruso como una disputa entre la democracia y el totalitarismo, entre el occidente civilizado y el oriente bárbaro. Sí, pretenden que juguemos en su terreno de clase. ¡Y apelan al mismo cuco! Cuando el 24 de febrero Putin anunció la invasión de Ucrania, se dirigió a las fuerzas armadas ucranianas: “sus padres, abuelos, bisabuelos no lucharon contra los nazis ni defendieron nuestra patria común para que los neonazis de hoy tomaran el poder en Ucrania”; en otros tramos de su discurso justificó la agresión en pos de la “desnazificación de Ucrania” y, para marcar la cancha, expresó: “los principales países de la OTAN, para lograr sus propios objetivos, apoyan en todo a los nacionalistas extremistas y neonazis en Ucrania”. En su discurso del 25 de febrero el presidente Zelenski dijo: “Estimados ciudadanos de la Federación Rusa: como ya he dicho, esta noche los barrios residenciales de la ciudad de Kiev comenzaron a ser bombardeados. Todo recuerda a 1941”. No importa quién sea el emisor, el cuco siempre es “nazi”…

Instamos a la población mundial, en particular a la ucraniana y rusa, a no dejarse llevar por los cantos de sirena del “antifascismo”. No hay “democracias buenas” y “totalitarismos malos”: recientemente, durante la pandemia de coronavirus, tanto Rusia, como Ucrania, como China, como Argentina, como Australia, como Canadá, etc. no dudaron en limitar las libertades (que siguen coartadas) y confinar a la población. Durante la segunda guerra mundial existieron campos de concentración en la “totalitaria” Alemania y en la “democrática” Estados Unidos. En esa misma guerra fue la democrática Estados Unidos la que lanzó dos bombas atómicas en Japón y la que junto a la democrática Gran Bretaña devastó la ciudad alemana de Dresde: en ambos países la víctima fue la población civil.

Invitamos a lxs trabajadorxs y al conjunto de la población de Ucrania a convertir la guerra interburguesa en guerra civil revolucionaria anticapitalista y comunista. Lxs trabajadorxs y el conjunto de la población de la Federación de Rusia deben solidarizarse activamente con el proletariado ucraniano y luchar por la revolución comunista. De igual manera debe comportarse el proletariado del resto del mundo. El enemigo mortal de la humanidad es el Capital. El enemigo principal está en casa.

¡Ni paz entre clases ni guerra entre pueblos!

Emancipación
28/2/2022

Un comentario sobre “Ucrania-Rusia: el enemigo principal está en casa

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