«La producción capitalista contemporánea y las especulaciones de los bancos exigen, para su desenvolvimiento futuro y más completo, una centralización estatista enorme, única capaz de someter los millones de trabajadores a su explotación. La organización federal, de abajo a arriba, de las asociaciones obreras, de grupos, de comunas, de cantones y en fin de regiones y de pueblos, es la condición indispensabe para una libertad verdadera y no ficticia; pero repugna a su convicción en el mismo grado que toda autonomía económica es incompatible con sus métodos. Al contrario, se entienden de maravilla con la llamada democracia representativa, porque esa nueva forma estatista —basada en el pretendido dominio de una supuesta voluntad del pueblo que se presume expresada por los pretendidos representantes de éste en las reuniones supuestamente populares—, reúne en sí las dos condiciones principales necesarias para su progreso: la centralización estatista y la sumisión real del pueblo soberano a la minoría intelectual que le gobierna, que pretende representarlo y que infaliblemente le explota.» (Estatismo y Anarquía, Mijaíl Bakunin).

Circo electoral es, ciertamente, una afirmación remanida. Sin embargo, más allá de ser un eslogan de cotillón vociferado por grupos anarquistas o marxistas durante los días previos a la celebración de la democracia (esto es, el acto comicial), el circo electoral —como lxs artistas de variedades que lo alimentan (payasos o mimos, por caso)— a veces provoca risa y otras no (y en ocasiones la risa y el espanto se conjugan). Es lo que acontece en estos días previos a las elecciones nacionales “primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias” (PASO) de presidente y vicepresidente de la nación argentina. Pasen y lean…

El “Movimiento Izquierda Juventud Dignidad” (MIJD) lleva de candidato a presidente a un peronista clásico (es decir, un símil fascista): Santiago Cúneo, empresario y periodista que, lejos de autopercibirse de “izquierda”, propone instaurar el “modelo Bukele” (por el presidente salvadoreño elegido democráticamente que, como Maduro o Putin, encarcela caprichosamente y desaparece personas). Va subrayado: Cúneo, el precandidato de un sello electoral que se presenta como de “izquierda”, propone sin tapujos gobernar por medio del “estado de excepción”. Si pasase (valga la redundancia) las PASO y ganase en las elecciones de octubre de 2023, este “peronista de Perón” estaría legitimado “democráticamente” a ser un dictador sin más.

Otra propuesta peronista que se oferta en el mercado electoral 2023 argento tiene estampado el sello “Principios y Valores”. El candidato a presidente es Guillermo Moreno, exfuncionario de los gobiernos peronistas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. El espacio que promociona a este semifascista se sabe parte del circo electoral y asume sus atributos. En efecto, en un spot de campaña, al son de una melodía pegadiza se escucha: “Tengo que elegir entre tantos teletubies, yo quiero votar a un peroncho de verdad. Porque Grabois es un progre y Massa es un cheto (los están cagando), el General se revuelca en su tumba (yo ya no puedo soportarlo). Y ahora sé que a los de la UCeDé y a esos radicales ni los quiero ver. Y ahora que decido por quién votaré, ¡peronismo yo quiero tener! Guillote Moreno (antes que tibios prefiero termos), Guillote Moreno (si sos gorila chupame un huevo)”.

A ver a ver… ¿qué otro numerito de varieté tenemos por aquí? ¡Sí, tenemos a un autopercibido león que pretende encarnar las “ideas” del peronista Carlos Menem! Porta patillas como el fallecido político riojano, pero este león de circo es menos liberal y más facho pese a que se autopercibe “libertario”. Javier Milei, en el acto de campaña de cierre electoral de su espacio “La Libertad Avanza”, cual nostálgico zurdo-autonomista argento expresó: “el domingo que viene [13/8/2023] tenemos la oportunidad de que ese grito de 2001, el famoso ‘que se vayan todos’, se convierta en realidad y volvamos a abrazar las ideas de la LIBERTAAAD” (nótese el énfasis “AAA”, un guiño para iniciadxs, en referencia a la oficina estatal peronista que entre 1973 y 1976 tuvo su sede en el Ministerio de Bienestar Social).

La izquierda peronista (lxs troskxs del FIT-U, lxs creyentes que se persignan ante el monaguillo Juan Grabois) directamente delira con la lengua inflamada de tanto repetir las palabras mágicas “colonia”, “FMI”, “grandes empresarios”… “caca”, “rataplán”. Narnia…

Hablando de mundos de ensueño, ¿hay alguno más mágico que el desplegado por la reina del submundo de esta Narnia desdentada llamada Peronia?  Seeeh, la reina del submundo peroncho —la vicepresidente Cristina Fernández—, públicamente se autopercibe fuera del gobierno nacional del que forma parte y propone en estas elecciones hacer de Peronia un “país mejor” de la mano de Sergio Massa… ministro de Economía en ejercicio desde el 3/8/2022 que hace de este mágico mundo un jardín luxemburgués. Claro, nos referimos a la desbocada inflación promovida por su gestión que hace de este peroniano íspa-spa un antro de cinco estrellas estrelladas donde campea la pobreza extrema, donde los rotos se aprovechan de los descosidos, donde lxs desposeídxs se carroñan entre sí. Por ejemplo, en la semana previa a las elecciones, el foco mediático en la ciudad de Buenos Aires y alrededores se posó en tres acontecimientos: una niña pobre muerta por la acción de unos lúmpenes, un cirujano asesinado a quemarropa por chorros, y trabajadorxs híperexplotadxs que cortaron las vías del ferrocarril y que —en vez de suscitar solidaridad en otrxs trabajadorxs híperexplotadxs que usan el tren— provocó un notable repudio popular que enorgullecería a Juan Perón: una de las personas afectadas en plena “hora pico” dijo en plena hora pico televisiva (“prime time”) que quienes obstaculizaban el paso ferroviario “no quieren laburar y nosotros queremos volver a nuestras casas” (para dormir poco y mal y al día siguiente volver al disciplinario redil laboral y social). Estos tres hechos enormemente dimensionados por los medios de comunicación provocaron la “empatía” de lxs candidatxs de los principales frentes electorales, quienes suspendieron sus actos de cierre de campaña… ante el temor de que sus “propuestas” políticas se desgasten aún más.

Sí, lo que se respira es un aire de inmotivación política. De ahí los llamados a “ir a votar”, en un intento por desalentar la abstención electoral (que ya se verificó en algunas elecciones provinciales acaecidas a lo largo de 2023). Sí, tanto políticxs como periodistas, patéticamente instan a “acudir a las urnas”…

Pese a la apatía política generalizada y más allá de qué partidos o frentes electorales pasen las PASO, la función de circo electoral del 13 de agosto de 2023 se celebrará porque… es un ritual. Circo, ritual… ¿por qué no llamar “misa” a las elecciones, si precisamente se celebra los días domingo? Misa electoral, circo electoral… ¡“ritual criollo”! Por eso el Estado nacional despliega con inusual insistencia desde hace unos meses su publicitario arsenal despótico ya no con la perorata “tu voto decide” sino directamente diciendo “Ritual, del lat. ritualis. Secuencia de actividades que implican gestos, palabras, acciones u objetos, realizados según una secuencia establecida. […] Todos ellos, todas ellas, comparten hace 40 años un mismo ritual. Este 13 de agosto vamos a seguir compartiéndolo. Seamos cada vez más los que votamos por la democracia.” (cfr. la propaganda audiovisual en redes sociales, por ejemplo en twitter.com/MinInteriorAR/status/1689265413320785920 y twitter.com/MinInteriorAR/status/1678517339497562118). Ritual, es decir: una misa a la que lxs feligreses van a pastar al amparo de su Pastor político (el Estado)… ¡y antes o después de votar se pasa por la casa de pastas, se comen unas facturitas, se prepara un asadito (o una polenta con sabor a asado si se es indigente)!

Como si fuese una remake en loop de esa conocida escena de la película The Wall donde estudiantes que circulan por la línea de montaje terminan en la trituradora de carne, la ciudadanía que conforma la democrática “gelatina indiferenciada” (Marx dixit en El capital) será una vez más carne de cañón del Capital-Estado. Sí, es cierto, la gelatina votará sin convicción y sin saber qué vota, pero lo mismo da: lo importante es no perder la fe en la democracia, como la de lxs feligreses que van a misa y creen en Dios todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Incluso la inmensa mayoría de quienes no irán a votar son carne de cañón del Capital-Estado; desde quienes proclaman “soy apolítico” (como quien dice “yo, argentino como Dios que está más allá del bien y del mal”) hasta lxs que con aires de suficiencia dicen “todos los políticos son iguales” son engranajes de una misma aceitada maquinaria capitalista. ¡Recordemos cómo en 1982 la inmensa mayoría del pueblo celebró el sacrificio de jóvenes corderos durante la “reconquista” militar de las islas Malvinas! ¡Recordemos el rol policial que ejerció en 2020 el conjunto de la población durante la cuarentena “sanitaria” decretada por el actual gobierno peronista! La fe en el Estado del religioso pueblo es ciega, y como gelatina indiferenciada periódicamente entra en trance místico…

Señaló Marx en uno de sus primeros escritos que “la seguridad es el supremo concepto social de la sociedad burguesa, el concepto de policía, según el cual toda la sociedad existe solamente para garantizar a cada uno de sus miembros la conservación de su persona, de sus derechos y de su propiedad”. En una sociedad sumamente degradada, donde cerca del 50% de la población está hundida en la pobreza y dos de cada tres niñxs son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos (como el acceso a la educación, al agua potable, a una vivienda comfortable), el hábitat (el barrio) no es seguro para la población que trabaja, a la vez que es campo fértil para las capas sociales más descompuestas que saquean (en sentido estricto) lo que encuentran a su paso: teléfonos celulares, mochilas y zapatillas son quitados con inusitada violencia. Lo vimos recientemente en dos de los casos aquí comentados: una niña pobre a la que lúmpenes (que habitaban en la misma localidad que ella) le robaron un teléfono celular, un médico asalariado al que le robaron el auto en un barrio del conurbano bonaerense (y que hasta ese momento, como cirujano de un hospital público, había librado de la muerte a decenas de ladrones baleados). Por eso el discurso dominante en las fuerzas políticas que más chances tienen de ganar las elecciones presidenciales (Juntos por el Cambio, Unión por la Patria y La Libertad Avanza) es el de “orden” y “seguridad”. Desde ya, las propuestas electorales rezuman más control social y cercenamiento de las libertades individuales… pero la mayoría de lxs trabajadorxs ve (escucha, mejor dicho) en el discurso de “orden” y “seguridad” el ancho de espadas que le aseguraría una tranquila miserable vida. Como expresó Marx, “la seguridad es el aseguramiento de ese egoísmo” burgués que tiene internalizado el proletariado (recordemos que, como relación social, el trabajo está subsumido en el capital).

Acorde con el reinante clima social de sangre, sudor y lágrimas, de puñetazos, balas y cuchillazos, el escenario del circo electoral 2023 está poblado de personajes políticos siniestros. Ciertamente: hay circos que no hacen gracia.

Severino Peña
Buenos Aires, 12/8/2023

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